Quienes creemos en la Biblia como la Palabra de Dios lo tenemos todo.
Pues en ella no hay error y lleva a la vida y a la vida eterna.
Ahora bien ¿en dónde si puede haber error? En nuestra interpretación y
"puesta en obra".
Para evitar esto el Señor nos dio al Espíritu Santo quien es el autor
y maestro revelador para darnos entendimiento correcto de la Palabra y
fortaleza para aplicarla a nuestra vida. Pero aun así sigue habiendo un
problema. ¿Cuál es?
Si uno mira a las personas de la biblia (reyes, profetas, sacerdotes,
patriarcas, etc.), aun a los llamados "héroes de la fe" verá que ninguno fue
perfecto e inclusive algunos de ellos cometieron graves errores. ¿Por qué?
porque todos ellos tenían, o tuvieron, una parte de su carácter o
personalidad por sobre la Palabra de Dios, al menos en algún momento de sus
vidas.
Pero hay que hacer una diferenciación. A veces nuestro "carácter", en
nuestra debilidad, nos lleva a pecar sabiendo que estamos haciendo mal pero
sin la fortaleza en ese momento para resistir, por falta de comunión con Dios.
Pero otras veces ocurre algo peor; y es cuando el carácter o personalidad,
esto es la voluntad de esa persona, cambia el sentido, o no comprende
correctamente, de la Palabra escrita (las Sagradas Escrituras).
Esto último es mas grave, porque al no comprender correctamente el
"mensaje" (engañarnos a nosotros mismos) nunca podremos obrar "bien".
Al hablar con Dios puede ocurrir lo mismo; hacerle una pregunta al Señor y
no comprender bien la respuesta, porque "nuestro carácter habló mas fuerte"
y no oímos bien al Señor.
¿Es esto una crítica al que se equivoca? De ninguna manera, pues todos en
alguna forma hemos fallado en este punto.
¿Esto es un llamado a ser perfectos? Sí. Pues si bien no lograremos
la
perfección, me refiero a no fallar nunca, mientras estemos en este cuerpo
de carne, aun así "la perfección debe ser nuestra meta diaria".
Pero el mensaje principal de hoy es el siguiente: No permitamos que nuestro
carácter moldee la Palabra, sino que la Palabra de Dios moldee día a día
nuestro carácter. Para poder decir como dijo el Apóstol Pablo en una
ocasión:
Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive
Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo
de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.
GÁLATAS 2:20
Oremos y humillémonos sinceramente al escudriñar la Palabra de Dios.
Escuchemos a nuestros hermanos que nos hablan de parte del Señor, no siendo
soberbios. Reconozcamos nuestras debilidades y concupiscencias y tengámoslas
en cuenta cuando leamos su Palabra y cuando recibamos respuesta de parte del
Padre, para así evitar caer en error.
Muchas veces escuchamos o leemos un mensaje como este y comenzamos a pensar
en alguien mas. Recordemos que toda la Palabra, y este mensaje también, es
primero para nosotros mismos. Seamos sabios y entendidos.
Porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla,
será enaltecido.
LUCAS 14:11
Leer la Palabra de Dios y escuchar un mensaje analizando a cada momento
nuestra vida y proceder es una forma clara de humillación (de dependencia de
Dios) que será recompensada. No con un enaltecimiento como la persona de
mundo puede pensar, sino con un enaltecimiento de Dios; esto es parecernos a
Él, vivir en su Presencia y honrar su sacrificio, siendo agradables a sus
ojos y de buen testimonio a nuestros hermanos y al mundo, para Gloria del
Padre.
En otro mensaje estaré hablando del verso que habla de no dejarse mover
fácilmente de nuestra manera de pensar (2 Tesalonicenses 2:2). Solo ha modo
de adelanto les digo: La Palabra no dice "no se muevan de vuestro modo de
pensar" pues todos tenemos cosas que corregir, aun nuestra en mente; sino
dice que no nos dejemos mover "fácilmente" de nuestro modo de penar. Porque
a veces (y siempre habrá), en ciertos puntos, debemos mejorar en pensamiento
y obra.
Y recuerda que todo esto no depende enteramente de tu conocimiento de la letra de la Palabra, sino mas bien de la cualidad de tu dependencia de Dios, del Espíritu Santo.
¡QUE SEA CADA VEZ MAS, SIEMPRE Y EN TODO MOMENTO, LA PALABRA LA QUE MOLDEE TU CARÁCTER, Y QUE LA PAZ Y FORTALEZA DEL SEÑOR ESTÉ CONTIGO!
Y YO DIGO: ¡AMÉN! ASÍ SEA EN MI VIDA TAMBIÉN.
Si quieres ser hijo de Dios es necesario dar un primer paso. Invita al
Señor Jesús a tomar el control de tu vida con tus propias palabras. Aquí
tienes una guía con lo esencial como confesión de FE (Romanos
10:9)
“Señor Jesucristo te recibo como único Señor y Salvador de mi vida;
perdona mis pecados y ayúdame a seguirte todos los días de mi vida junto
con mi familia”.
Si ya lo hiciste, te bendecimos y ¡Bienvenido a la familia de
Jesús! Contáctanos y te diremos que hacer a continuación.
JESUCRISTOESLAVIDA.COM
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