SER LLENOS DE LA GLORIA DE DIOS

¹Me llevó luego a la puerta, a la puerta que mira hacia el oriente; ²y he aquí la gloria del Dios de Israel, que venía del oriente; y su sonido era como el sonido de muchas aguas, y la tierra resplandecía a causa de su gloria. ³Y el aspecto de lo que vi era como una visión, como aquella visión que vi cuando vine para destruir la ciudad; y las visiones eran como la visión que vi junto al río Quebar; y me postré sobre mi rostro. ⁴Y la gloria de Jehová entró en la casa por la vía de la puerta que daba al oriente. ⁵Y me alzó el Espíritu y me llevó al atrio interior; y he aquí que la gloria de Jehová llenó la casa.

EZEQUIEL 43:1-5

Amados hermanos, la Gloria de Dios no solo puede llenar el templo donde nos reunimos para alabar y glorificar a Dios; sino también que Dios nos puede llenar a cada uno de nosotros de su Gloria, porque somos Templo del Espíritu Santo y necesitamos ser llenos de Su Gloria.

Cuando leía estos versículos me llamaba la atención que el profeta Ezequiel decía, que esta Gloria era la misma que vio junto al río Quebar cuando iba a destruir la ciudad. Y meditando esta Palabra venía a mis pensamientos que la Gloria de Dios no se puede manifestar hasta que se derriba todo lo viejo. Cada uno de nosotros llega al Camino del Señor con costumbres, con mañas del mundo, con cosas viejas, con vicios, con ataduras, con diferentes cosas hermanos. Pero para que Dios pueda manifestar su Gloria en nosotros, todo eso, primero tiene que ser derribado y destruido.

Recordemos que Dios, le dijo al profeta Jeremías, te he enviado a derribar, a arrancar, a destruir, para luego construir, edificar y plantar. Primero es necesario derribar en nosotros todo lo que está mal; por eso muchas veces cuando el Señor nos habla, hay palabras que nos quebrantan, que nos hieren, nos enojan, pero todo esto tiene un propósito y es derribar en nuestras vidas, todo lo que a Dios no le agrada. Es necesario una limpieza; dice la Biblia que somos criatura nueva, pues el Bautismo simboliza un nuevo nacimiento que tiene que hacerse realidad dentro nuestro. Es un proceso mediante el cual Dios nos va ministrando a fin de que saquemos de dentro nuestro lo que no le agrada; porque si no lo hacemos, la Gloria de Dios no se puede manifestar en nuestra vida personal.

Cada uno examínese delante del Señor y delante de Su Palabra y vea que es lo que tiene que mejorar, que es lo que tiene que quitar de dentro suyo que no está bien, conforme a los Mandamientos del Señor, para que la Gloria de Dios también se manifieste en mi vida. Porque muchas veces vemos que los hermanos reciben bendiciones y nos preguntamos ¿y yo cuándo? ¿qué pasa conmigo? ¿por qué la hermana siente tanto la presencia del Señor y yo nada? A veces es justamente hermanos porque nos falta morir en algún área de nuestras vidas a la vieja persona.

Hay hermanos que todavía tienen rebeldía a la Palabra de Dios; donde escuchan algo que no les gustó se encaminan hacia la puerta y se van de la iglesia con enojo; y si hacemos esto nunca va a cambiar mi vida y en consecuencia nunca la Gloria de Dios se va a manifestar en mi vida. Tengo que entender y aceptar que Dios va a encontrar en mi muchas cosas que están mal porque venimos del mundo y todo lo que es del mundo es contra la voluntad de Dios.

Hermanos amados, es necesario aceptar que tengo que cambiar; lo que está en mis posibilidades, lo tengo que hacer yo; y lo que no puedo, que me cuesta; dice el Señor en Su Palabra: “Clama a mi, que yo te responderé” y “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. Por lo cual no podemos decir “no puedo”, pues en el Señor todo es posible. Hay cosas que nos cuestan mas y otras que nos cuestan menos, pero todo se puede, porque el Señor nos da la fuerza para cambiar para estar en sus caminos y en Su Voluntad.

La perfección no la vamos a alcanzar en esta tierra, así que nadie se sienta mal cuando comete errores y fallas; porque no vamos a ser perfectos mientras estemos en esta tierra. Como siempre dice nuestro amado Pastor Yozzia, “la iglesia perfecta no existe, porque nosotros somos la iglesia de Cristo y ninguno de nosotros es perfecto”, desde nosotros, los pastores, hasta los hermanos, nadie es perfecto. La iglesia perfecta para Dios, es aquella que le busca con Amor, que se esmera, que se esfuerza por mejorar cada día, que siempre dice: “AMÉN SEÑOR”, aunque le duela, aunque le cueste, aunque no le sea fácil, aunque le esté pidiendo lo que mas ama, lo que mas le gusta; y si Usted ama realmente a Dios lo tiene que entregar, siguiendo el ejemplo de Abraham, el Padre de la Fe. Si Usted no deja lo que mas ama por Cristo, no le está demostrando a Cristo que lo ama mas a Él.

No le diga que no a Dios en nada, porque ÉL si es perfecto y nada le va a pedir que sea para su mal. Todo lo que el Señor nos pide, todos los cambios es para nuestro bien. Y si nos pide que dejemos algo que para nosotros hoy parece imposible, le aseguro que es para su bien, porque Dios no se equivoca; aunque Usted hoy sienta que si deja lo que Dios le pide no va a saber que hacer, confíe en Dios. ¿Quién haría lo que Dios le pidió a Abraham?, humanamente hablando nadie es capaz de sacrificar un hijo, sin embargo Abraham no se lo negó; pero aclaremos: como nuestro Dios no pide sacrificios humanos, realmente ÉL no deseaba la vida de Isaac, sino ver hasta donde llegaba el amor y la obediencia de Abraham, lo cual demostraba su Fe en Dios. No nos olvidemos que ese hijo era lo que este varón mas amaba porque lo estuvo esperando cien años; sin embargo, Abraham demostró que amaba mas a Dios que a ese hijo.

AME A SUS HIJOS, AME SU HOGAR, AME A SU FAMILIA, AME A SUS PASTORES, AME A SUS HERMANOS PORQUE ESO ES LO QUE DIOS QUIERE Y LE AGRADA, PERO POR SOBRE TODAS LAS COSAS AME A DIOS.

Si quieres ser Hijo de Dios es necesario hacer la siguiente confesión de FE (Romanos 10:9)

“Señor Jesucristo te recibo como único Señor y Salvador de mi vida; perdona mis pecados y ayúdame a seguirte todos los días de mi vida junto con mi familia”.

Si ya lo hiciste, te bendecimos y bienvenido a la familia de Dios. Contáctanos y te diremos que hacer a continuación.

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