El
sembrador es el que siembra la palabra.
15 Y éstos son
los de junto al camino: en quienes se siembra la palabra, pero
después que la oyen, en seguida viene Satanás, y quita la palabra
que se sembró en sus corazones.
16 Estos son
asimismo los que fueron sembrados en pedregales: los que cuando han
oído la palabra, al momento la reciben con gozo;
17 pero no
tienen raíz en sí, sino que son de corta duración, porque cuando
viene la tribulación o la persecución por causa de la palabra,
luego tropiezan.
18 Estos son
los que fueron sembrados entre espinos: los que oyen la palabra,
19 pero los
afanes de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias de
otras cosas, entran y ahogan la palabra, y se hace infructuosa.
20 Y éstos son
los que fueron sembrados en buena tierra: los que oyen la palabra y
la reciben, y dan fruto a treinta, a sesenta, y a ciento por uno.
MARCOS
4:14-20
Leyendo
este pasaje, y recordando nuestra propia vida y las distintas
personas que pasan por la iglesia, me maravillo de como Jesús lo
explicó tan claramente, y de como realmente hay gente que ni
siquiera lee la Biblia, y mucho menos con intención de comprenderla
para aplicarla a sus vidas.
Muchos
son los que apenas se les siembra la Palabra, la desechan sin darle
importancia, y con toda facilidad satanás roba lo sembrado en sus
corazones, porque no tienen ninguna intención de buscar a Dios, sino
como dice la Palabra, están al “costado del camino”. Luego
aquellos que solo vienen por interés y comodidad, sin comprender en
sus corazones la necesidad de cuidar la Salvación de sus almas; y
que una vez recibido con alegría lo que buscaban, y la verdad de la
Palabra, a la primera dificultad que se les presenta se apartan,
porque como dice la Palabra no tienen raíz en Dios sino en el mundo.
Luego aquellos que caen en apostasía y en engaño del corazón, aun
estando en la iglesia, pero con su corazón lejos de Dios y de la
verdadera doctrina.
Pero
en este mensaje quisiera concentrarme en lo último y mas importante,
en aquella semilla que cayó en buena tierra, y dio fruto al treinta,
al sesenta, y al ciento por uno. Mis amados hermanos, nosotros
debemos ser esa buena tierra, que de fruto,
que no se deje engañar por los deseos pasajeros de la vida, ni por
los sentimientos engañosos del corazón.
Uno
de los espíritus que mas nos ataca sin que nos demos cuenta, y de
distintas maneras, es el espíritu de egoísmo.
Pues muchos a simple vista podemos decir: No soy egoísta; pero si no
tuviésemos un poco de egoísmo en nuestras vidas, por ejemplo,
haríamos oración mas de lo que habitualmente lo hacemos, también
nos esforzaríamos por crecer y servir a Dios de mejor manera,
buscaríamos prosperar para compartir con el que no tiene, mejorar
nuestro carácter, batallar contra la timidez que no nos deja
predicar, cuidar lo que sale de nuestras bocas, todas cosas que hacen
al amor hacia los demás; y cosas mas claras que no pueden faltar en
cristianos maduros, como perdonar a todos y siempre y apartarse de
toda mentira (falta de perdón y mentira son pecados de
muerte), pensar en el otro
antes que en nosotros mismos, poner primero la salvación de las
almas que el bienestar del cuerpo.
Hay
detalles importantes en nuestras vidas, esas debilidades contra las
que nos toca batallar cada día, que muchas veces hacen que nuestro
fruto no sea al CIENTO POR UNO; y, como ya hemos dicho, si bien no
lograremos la perfección mientras estemos en este cuerpo de carne,
la perfección debe ser nuestra meta, y la vida del Señor nuestro
ejemplo a imitar.
AMADA
IGLESIA DE JESUCRISTO, SEMBREMOS LA PALABRA DE DIOS POR TODAS PARTES,
SABIENDO QUE ESAS SEMILLAS CAERÁN EN DIFERENTES LUGARES; Y QUE
ALGUNAS SERÁN EN BUENA TIERRA. OREMOS PARA QUE DIOS PREPARE BUENA
TIERRA. Y NOSOTROS ESFORCÉMONOS POR SER UNA BUENA TIERRA, SEMILLA
QUE SE HAGA ÁRBOL Y QUE DE FRUTOS AL CIENTO POR UNO.
DESECHEMOS
TODA REBELDÍA DE NUESTRAS VIDAS, Y VISTÁMONOS DE CRISTO JESÚS.
PRESTEMOS ATENCIÓN A CADA PALABRA DE NUESTRO SEÑOR, Y RECORDEMOS
QUE NUESTRA VERDADERA PATRIA ESTÁ EN LOS CIELOS Y NO EN ESTE MUNDO.
SOLO
UN PEQUEÑO REBAÑO SE SALVARÁ, Y EN ESE REBAÑO DEBES ESTAR TU Y TU
FAMILIA.
DIOS
TE BENDIGA AMADO Y AMADA DE DIOS.
Si quieres ser Hijo de Dios es necesario hacer la siguiente confesión de FE (Romanos 10:9)
“Señor Jesucristo te recibo como único Señor y Salvador de mi vida; perdona mis pecados y ayúdame a seguirte todos los días de mi vida junto con mi familia”.
Si ya lo hiciste, te bendecimos y bienvenido a la familia de Dios. Contáctanos y te diremos que hacer a continuación.
MINISTROS PASTORES YOZZIA WWW.JESUCRISTOESLAVIDA.COM
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