9Así
habló Jehová de los ejércitos, diciendo: Juzgad conforme a la
verdad, y haced misericordia y piedad cada cual con su hermano;
10no
oprimáis a la viuda, al huérfano, al extranjero ni al pobre; ni
ninguno piense mal en su corazón contra su hermano.
11Pero
no quisieron escuchar, antes volvieron la espalda, y taparon sus
oídos para no oír;
12y
pusieron su corazón como diamante, para no oír la ley ni las
palabras que Jehová de los ejércitos enviaba por su Espíritu, por
medio de los profetas primeros; vino, por tanto, gran enojo de parte
de Jehová de los ejércitos.
13Y
aconteció que así como él clamó, y no escucharon, también ellos
clamaron, y yo no escuché, dice Jehová de los ejércitos;
ZACARÍAS 7:9-13
Iglesia amada del
Señor, cuántas veces hemos escuchado a hermanos quejarse de que
Dios no los escucha, y aún quizás nosotros mismos hemos tenido este
sentir. Sin embargo mis amados es necesario entender que no tenemos
un Dios sordo, pero que sí muchas veces nosotros nos hacemos los
sordos y no queremos oír lo que ÉL nos dice.
Estos versículos, que
el profeta Zacarías habla al pueblo de Israel, también son para
nosotros, que tal vez no pertenecemos al pueblo escogido, pero que
por gracia y misericordia de Dios hemos sido injertados al olivo
real, y debemos alimentarnos de la misma rica sabia con la que son
alimentados ellos.
Iglesia amada, Dios no
hace acepción de personas, por tanto si Dios no escuchó a aquellos
del pueblo de Israel que no le escucharon, tampoco nos escuchará a
nosotros si no le escuchamos a ÉL.
En primer lugar es
bueno entender que nuestro Padre Celestial no es un “delivery” al
cual le hacemos un llamado y le pasamos la lista de lo que queremos y
luego cortamos y esperamos a que nos traiga el pedido lo mas pronto
posible. Amados, nuestro Dios es nuestro Padre, por tanto es
necesario tener un diálogo con ÉL, en el cual si bien le pedimos lo
que necesitamos, también le escuchamos para saber que es lo que ÉL
desea de nosotros.
Iglesia amada todo en
la vida tiene un precio, ya sea que vayamos al cine, al teatro, que
compremos alimentos, que queramos ser profesionales en algo o
deportistas, o artistas, todo en la vida implica un esfuerzo, todo
tiene un costo; pero a nuestro Dios no le queremos dar nada. Si bien
las cosas de Dios no tienen un precio porque no podemos pagar las
bendiciones, pero si es necesario que nos esforcemos en obediencia,
porque la Palabra nos enseña así.
1Acontecerá
que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y
poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy,
también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la
tierra.
2Y
vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si
oyeres la voz de Jehová tu Dios.
DEUTERONOMIO 28:1-2
Iglesia amada, es
importante comprender lo que Dios nos habla a través del profeta
Zacarías; el Señor se enoja y no escucha a aquellos que
intencionalmente no quieren oír y además ponen su corazón tan duro
como el diamante; estos son los rebeldes que tienen la soberbia de
exigirle a Dios que les cumpla sus peticiones y ellos no quieren
hacer nada de lo que Dios les pide, se rebelan contra la Voluntad
Divina y pretenden vivir la misma vida que antes de conocer al Señor,
pero disfrutando de todos los beneficios de haberle conocido.
Sin embargo nuestro
Dios nunca hace oídos sordos al corazón contrito y humillado. Si te
habías apartado y tu corazón se había convertido en un diamante y
a causa de esto Dios no podía escuchar tus peticiones, arrepiéntete
de todo corazón, humíllate delante de ÉL y Papá del cielo abrirá
sus oídos para escuchar tu clamor. Recordemos que un corazón de
diamante simboliza gran dureza y mucha soberbia, y Dios no puede
acercarse a los altivos de espíritu, si a los humildes que reconocen
que necesitan de ÉL.
6
Porque
Jehová es excelso, y atiende al humilde, Mas
al altivo mira de lejos.
SALMO
138:6
RECUERDA
AMADO, DIOS ESCUCHA A LOS QUE LE ESCUCHAN. SI TE ESTUVISTE HACIENDO
EL SORDO HASTA HOY, YA NO LO HAGAS MAS, ABRE TUS OÍDOS, SE OBEDIENTE
Y RECIBIRÁS TODAS LAS BENDICIONES QUE ESTAS ESPERANDO, INCLUSO LA
MAS IMPORTANTE DE TODAS, LA CUAL ES UN REGALO, PERO QUE DEBEMOS
CONSERVAR CON NUESTRA OBEDIENCIA Y SANTIDAD, QUE ES LA SALVACIÓN DE
NUESTRAS ALMAS. DIOS TE BENDIGA AMADA IGLESIA.
Si quieres ser Hijo de Dios es necesario hacer la siguiente confesión de FE (Romanos 10:9)
“Señor Jesucristo te recibo como único Señor y Salvador de mi vida; perdona mis pecados y ayúdame a seguirte todos los días de mi vida junto con mi familia”.
Si ya lo hiciste, te bendecimos y bienvenido a la familia de Dios. Contáctanos y te diremos que hacer a continuación.
MINISTROS PASTORES YOZZIA WWW.JESUCRISTOESLAVIDA.COM.AR
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