5 Le preguntaron, pues, los fariseos y los escribas: ¿Por qué tus discípulos no andan conforme a la tradición de los ancianos, sino que comen pan con manos inmundas?
6 Respondiendo él, les dijo: Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito:
Este pueblo de labios me honra,
Mas su corazón está lejos de mí.
LUCAS 7:5-6
Dios bendiga a la amada iglesia del Señor. Mientras estaba leyendo estos versículos, el Espíritu Santo traía a mi corazón la siguiente reflexión:
Cuando el corazón de uno está lejos del Señor, en lugar de reflexionar acerca de como agradar mas a Dios, nos inclinamos a observar los "errores" ajenos; como estos fariseos que criticaron a los apóstoles, no por no cumplir con la Palabra de Dios; sino por no cumplir la tradición de los hombres. A aquel que se acerca a Dios sinceramente, lo primero que la presencia del Señor le revela es, su estado espiritual, y le hace sentir la necesidad de cambiar para agradar a Aquel que nos salvó. Mas quien no conoce a Dios, y no ha tenido un encuentro real con Él, tiende mas a observar el error ajeno que el propio. No erréis iglesia de Cristo, cada uno dará cuenta a Dios por si mismo.
13 Así que, ya no nos juzguemos más los unos a los otros, sino más bien decidid no poner tropiezo u ocasión de caer al hermano.
ROMANOS 14:12-13
Hermanos amados, Dios no nos puso para juzgar al mundo ni a nuestros hermanos, sino para ayudarlos a llegar a Él. Si bien es necesario poder ver con claridad el error de los demás, no con el fin condenarlos, sino el de enseñarles lo que es necesario cambiar y así acercarse a Dios; para lograr esto, es preciso quitar primero la viga de nuestro ojo, y entonces podremos ver con claridad la paja que está en el ojo de nuestro hermano. Si no nos limpiamos primero nosotros de nuestros errores, al igual que los fariseos no tendremos autoridad para corregir el error de los demás. Nuestro Señor Jesucristo hablaba con autoridad porque Él cumplía con los mandamientos del Padre. Si nosotros queremos hacer lo mismo debemos vivir conforme a la Palabra que predicamos; y no me refiero simplemente a hacer algunas cosas como diezmar o cambiar la forma de vestir o de hablar, sino a una transformación real, a un nuevo nacimiento en el Espíritu. No miremos al otro conforme a la carne sino con el mismo amor que Dios nos miró a nosotros; porque el amor de Dios es el que salvó al mundo a través de nuestro Señor Jesucristo, y Él es el único que tiene el poder para transformar los corazones por medio de su Santo Espíritu.
¿O cómo puedes decir a tu hermano: Hermano, déjame sacar la paja que está en tu ojo, no mirando tú la viga que está en el ojo tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja que está en el ojo de tu hermano.
LUCAS 6:42
Si bien la Palabra de Dios nos enseña que los que somos maduros en el Espíritu tenemos la capacidad para juzgar las acciones de nuestros hermanos (1 CORINTIOS 2:15), esto no debe hacerse con el fin de destruir al que se equivocó, sino con amor, a fin de corregir el error que está llevando a nuestro hermano por camino de maldición y muerte. Los maduros espiritualmente somos aquellos que vivimos conforme a la Palabra de Dios, y para logar esto es preciso llevar una vida de oración que nos mantenga diariamente llenos de la Presencia del Espíritu Santo.
JUAN 7:24
Él único que juzga con verdad y justicia es nuestro Señor Jesús, por eso, es necesario que el Espíritu Santo more en nosotros para juzgar según su guía, y no conforme a nuestros pensamientos carnales.
Amada iglesia examinémonos a nosotros mismos en el espejo del Espíritu Santo y de la Palabra, y limpiémonos conforme a la verdad. Antes de mirar casa ajena tenemos que ordenar nuestra propia casa; porque si nuestro ojo está en tinieblas veremos todo lo que nos rodea en tinieblas; pero si nuestro ojo está lleno de la luz de Cristo podremos diferenciar claramente la luz de las tinieblas. Todos los días es necesario limpiar la casa espiritual de toda contaminación para recién poder ayudar a nuestro hermano que es débil. Recordemos que la Palabra de Dios nos enseña que los que nos creemos fuertes debemos soportar las flaquezas de los débiles y no agradarnos a nosotros mismos (ROMANOS 15:1). Miremos a nuestro hermano con misericordia y amor para que así cuando el único Juez justo nos tenga que juzgar y/o corregir también lo haga con amor y misericordia. Sabiendo que todo lo que sembremos eso mismo vamos a cosechar.
Ordenemos nuestra casa primero para recién poder ayudar a ordenar la casa de nuestros hermanos. Recordemos siempre que nada podemos hacer sin Jesucristo.
Así habló Jehová de los ejércitos, diciendo: Juzgad conforme a la verdad, y haced misericordia y piedad cada cual con su hermano;
ZACARÍAS 7:9
Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio.
SANTIAGO 2:13
Amada iglesia dejemos de mirarnos los unos a los otros con ojos de juicio y de critica. Ya no hay tiempo para comportarnos como niños ignorantes espirituales. Es hora de madurar y empezar a mirarnos con amor y misericordia, como nos ordenó Jesús (JUAN 13:34).
EL SEÑOR VIENE PRONTO.
Si quieres ser hijo de Dios es necesario dar un primer paso. Invita al Señor Jesús a tomar el control de tu vida con tus propias palabras. Aquí tienes una guía con lo esencial como confesión de FE (Romanos 10:9)
“Señor Jesucristo te recibo como único Señor y Salvador de mi vida; perdona mis pecados y ayúdame a seguirte todos los días de mi vida junto con mi familia”.
Si ya lo hiciste, te bendecimos y ¡Bienvenido a la familia de Jesús! Contáctanos y te diremos que hacer a continuación.
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